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Caballo Falabella

Origen:

Su origen está íntimamente relacionado con los primeros caballos que habitaron esta parte de América. Los caballos Andaluces, que los españoles trajeron al nuevo mundo para emprender la enorme tarea de la conquista, y elegidos por ser los más rústicos y resistentes, fueron librados luego a su suerte debido a los primeros fallidos intentos de asentamiento.

Tratando de indagar sobre su desconocido origen, Newtall (Irlandés de origen, tierra de amantes de la raza equina), comprendió lo que significaba el descubrimiento de estos pequeños caballos y logró hacerse de algunos especímenes. Después de varios años de cruza y selección, obtuvo una cabaña de armónicos y bien estructurados caballos, caracterizados en su intrínseca naturaleza y con algo menos de un metro de alzada.

Newtall no tuvo descendiente varón y su única hija se caso con el hijo de una familia de inmigrantes italianos de nombre Falabella. Este así heredo de su suegro no solo unas pocas docenas de esta incipiente raza de caballos, sino también la pasión por los caballos. Debido a esta pasión, la gente del lugar comenzó a llamar a estos curiosos caballos como “los de Falabella” o “Falabella”.

Falabella y sus descendientes continuaron el proceso de selección, incorporando algunos especímenes de razas europeas (Pur – sang, Welsh Ponis, y en menos medida Shetland Ponis) y estándar actual menos de ochenta centímetros de alzada.

 Descripción:

 El Caballo Falabella es una especie que conserva todas las virtudes y atributos de otras razas equinas. La fijación de sus características genéticas permite su reproducción natural.

Su rusticidad natural le permite la supervivencia en las más severas condiciones climáticas (mucho mayor a veces que los caballos de talla normal) sin ningún otro cuidado del que requiere cualquier equino.

Este logro de estabilidad genética es lo que ha establecido la característica de raza y ha logrado el reconocimiento internacional.

 Estándares raciales y patrón de conformación

 Tamaño: Eliptrometrico.

Proporciones: Mosomorfo.

Perfil: Subconcavilineo.

Cabeza: Fina, bien estructurada e implantada armoniosamente sobre el cuello. Orejas pequeñas y bien ubicadas. Frente recta y cráneo recto. Ollares amplios y abiertos.

Mantos: Todos, particularmente los zainos, tobianos, overos, moros y bayos menos comunes los llamados Appaloosa (pintados).

Largo del pelo: Variable según la estación.

Cuello: Regularmente musculoso, con buena acometida sobre el pecho y proporcionado a la talla.

Crinera: Tupida y cubriendo el cuello o más, de pelo fino.

Cruz: Fina y poco desarrollada.

Espaldas: Algo oblicuas y medianamente largas.

Costados: Arqueados sin exageración.

Caja Torácica: Desarrollada para una buena ventilación.

Grupa: Medianamente musculada y curva.

Cola: Bien implantada, larga y atacada a la altura del dorso.

Miembros anteriores: Articulaciones finas, canas secas y fuertes: osamenta regularmente liviana.

Miembros posteriores: Ligeros, bien equilibrados, nalgas musculosas, muslos algo descendidos y extremos finos.

Apoyos: Bazos generalmente estrechos, de contorno ligeramente oval y bien resistentes.

Paso: Libre y regular. Los miembros se pliegan bien sin exagerar.

 Reproducción:

 La reproducción de estos caballos tiene lugar durante todo el año, si bien registran una mayor actividad sexual de febrero a julio (con picos en primavera y principios del verano, entre abril y junio). El período de gestación ronda los 13 meses.

Alimentación:

 Básicamente los caballos miniatura consumen la misma clase de alimentos que sus congéneres de tamaño corriente, pero en menor cantidad.