El origen del caballo Falabella está unido a los orígenes del caballo en América Latina. Los caballos Andalusian que los espanoles trajeron para lograr la enorme tarea de la conquista, escogidos por su rusticidad y resistencia, fueron posteriormente abandonados, ya que las tentativas para conquistar a los habitantes del área fracasaron.
Vagando sin destino sobre los llanos enormes (La Pampa) los caballos que sobrevivieron sufrieron por necesidad una serie de procesos biológicos y cambios estructurales para adaptarse a las condiciones nuevas, tan diferentes de las de su tierra natal.
Considerando que el sol fuerte, los vientos frios del sudoeste ("el pampero"), las tormentas feroces y la aridez de la tierra obligaron a los caballos a recorrer grandes distancias para encontrar agua y pasto. Esto les dio la resistencia incomparable; su temperamento y sus instintos se agudizaron debido a la persecución de los indios o el acecho del puma.
Seguramente, todos estos factores, con el crecimiento continuo y el aislamiento, causaron mutaciones genéticas en generaciones sucesivas. Esto originó la clase de caballo que los antepasados de la familia Falabella vieron por primera vez a mediados del siglo XIX en las manadas de los indios Mapuche de la provincia de Buenos Aires al sur de Argentina.
Esta especie de tortuga recibe el nombre de tortuga leopardo debido a que tiene el caparazón de color claro con manchas negras.
Tienen el caparazón muy abombado y se les distinguen claramente los escudos de crecimiento.
Tanto la cabeza como las patas son de color marrón claro.
La verdad es que esta tortuga tiene una coloración que le facilita el camuflaje en su hábitat, en la sabana africana.