NUESTRO TRIBUTO A LOS CANARIOS FUNDADORES DE SAN ANTONIO, TEXAS
Rancho Texas Lanzarote Park nace como homenaje a todas las familias canarias que emigraron y acabaron fundando lo que hoy se conoce como San Antonio, Texas
Este parque temático ha comenzado hace tiempo a recopilar toda la información que sea posible para que sea divulgada y conocida la historia de todos los canarios que, dejando sus casas y sus tierras, se embarcaron hacia el Nuevo Mundo, para terminar formando el primer asentamiento civil del estado de Texas.
Tras la primera constitución del primer gobierno municipal todo estaba por hacer. Las casas, las calles, la plaza, la iglesia. Esta era la gran labor a realizar por todos aquellos que lograron llegar a esas tierras.
San Antonio de Texas fue fundada por 10 familias canarias (siete de Lanzarote y tres de Gran Canaria, Tenerife y La Palma). En total, 55 personas de las cuales 43 eran lanzaroteñas.
El 1 de agosto de 1731 se organizan como el primer gobierno municipal de Texas de las que resultaron elegidas, todas canarias, las siguientes personas que pasarían a la posteridad:
- Juan Leal Goraz. Primer regidor (Regidor Decano y primer alcalde de primer voto)
- Juan Curbelo. Segundo regidor
- Antonio Santos. Tercer regidor
- Salvador Rodríguez. Cuarto regidor
- Manuel Ruiz. Quinto regidor
- Juan Leal Alvarez. Sexto regidor
- Francisco Arocha. Escribano del Consejo Público
- Antonio Rodríguez. Mayordomo
- Vicente Alvarez Travieso, Alguacil mayor
Nuestro parque nace con la ilusión de homenajear a los lanzaroteños que desde Teguise salieron un 20 de febrero de 1730 por primera vez en su vida y se embarcaron en una balandra hacia la isla de Tenerife primero, para desde allí el día 15 de marzo del mismo año dirigirse a La Habana en Cuba. Después, navegar hasta Veracruz en México e iniciar ya por tierra en caravana, soportando toda clase de sufrimientos y penalidades, una larga travesía para instalarse y fundar lo que hoy conocemos como San Antonio de Texas.
Valga este homenaje que hacemos para que no quede en el olvido el valor, esfuerzo, coraje y todas las penurias que tuvieron que pasar las familias canarias que emigraron y crearon lo que en aquel entonces se creía como imposible.
Citamos un fragmento del libro «Crónicas canarias en Texas» del escritor Armando Curbelo Fuentes, que refleja el motivo de nuestro tributo. En este fragmento una lanzaroteña, María Curbelo Perdomo, en 1800, expone su preocupación por el peligro que corría el legado canario en Estados Unidos.
Sus palabras recogen el espíritu de lo que hoy sienten los isleños de EE. UU. y los de aquí:
«(…) la ciudad que fundamos con tanto interés y esfuerzo las familias canarias, poco a poco va perdiendo su identidad original (…) esta gran obra canaria en América debe pasar a la posteridad (…) se perderá en el tiempo lo que han hecho los canarios y yo (…) escribo este diario como testimonio de
reconocimiento a mis compañeros para que las futuras generaciones, de aquí y allá, sepan de verdad lo que hemos hecho unos humildes canarios que vinimos de tan lejos a estas tierras de promisión».
En este siglo el Archipiélago Canario sufre una espectacular emigración por parte de su pueblo a América.
Contribuyó principalmente el hecho de que de 1720 a 1730, especialmente en el año 21, se produjera una de las crisis agrarias más profundas que se recuerdan, que hizo necesario destinar las tierras de viñedos al cultivo de cereales.
Los antecedentes de esta crisis tan importante los encontramos en el siglo XVII, y fue la consecuencia de la extensiva especialización de la economía canaria sobre el vino.
De 1620 a 1630, debido a la aprobación de un reglamento que impedía el comercio del vino a sus colonias americanas, el producto canario tuvo que buscar otros mercados en las colonias portuguesas, pero esta solución no duró mucho tiempo porque en 1640 la Corona portuguesa deja de pertenecer a España y, por ende, sus colonias. Debido a este acontecimiento las relaciones se deterioran hasta cerrar este mercado
A pesar del declive del comercio del vino, se logra seguir comerciando hacia Europa por medio de un canal único de distribución a través de los ingleses, pero las relaciones entre España e Inglaterra son inestables y la comercialización del producto se agrava aún más.
De 1684 a 1688 se produce el derrumbe progresivo del mercado que quedó reducido al control inglés. Se complican las relaciones con Inglaterra debido a que los ingleses comienzan a comprar el vino de Portugal y Madeira (mucho más barato en comparación con el vino canario que tenía un precio alto debido a su calidad) y finaliza un periodo de comercialización también con este mercado.
Debido a esta situación, se desarrolla una economía de subsistencia basada en el cereal.
La situación se agrava porque las malas cosechas hacen que la producción no sea suficiente ni siquiera para alimentar a la población, por lo que la Corona se vio obligada a exportar 250.000 fanegas de trigo libre de aranceles. Esta situación es más grave en las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, debido a que estaban especializadas en un solo producto. El hambre y la mortalidad obligan a la población a emigrar, pero no sólo a América sino también a otras islas, sobre todo a Tenerife y Gran Canaria, agravando la situación también de estas islas centrales.
La situación en Canarias, como hemos visto, era de tal penuria y hambruna que evidentemente favorecía la emigración, y muchas familias se vieron envueltas en una aventura en la que dejaban atrás sus cunas, linaje y su tierra.En 1729, en un Real Despacho dirigido al juez de Comercio de Indias en Canarias, el Rey hace constar la preocupación por un posible ataque a Texas desde la Louisiana francesa.
De esta manera se hacía necesario el envío de familias para poblar y mantener la provincia de Texas, que era una de las más ricas y valiosas de América por la fertilidad y riqueza del suelo.
Deberían ser enviadas al menos 400 personas, para ir en barco a La Habana en grupos de diez u once.
Este Real Despacho ordenaba que se hiciera conocer la voluntad de Felipe V y se tuvieran en consideración aquellas familias que quisieran ir de forma voluntaria Cuba.
Al recibirlo, el juez de Comercio de Indias en Canarias notifica su contenido a todos los Ayuntamientos de las islas que quisieran aportar familias para poblar las Indias.
El primero en contestar fue el ayuntamiento de Teguise, en Lanzarote, y fue Juan Leal Goraz, uno de sus concejales el que llegaría a ser el primer presidente del Cabildo de San Antonio, quien propició que se alistaran siete familias de las diez que iban a emprender el viaje.
En total eran: siete familias de Lanzarote, una de La Palma, una de Tenerife y de Gran Canaria una familia y un soltero. A pesar de que la condición inicial era que se enviasen exclusivamente familias se le permitió embarcar a Antonio Rodríguez porque su novia iba en el grupo y además porque se casarían durante el viaje como así fue.
Desde que las familias canarias partieron de Tenerife el 27 de marzo de 1730 hasta que llegaron a San Antonio transcurrió casi un año. Este tiempo entre viajes y estancias lo podemos dividir en tres escalas o momentos.
PRIMERA ETAPA. SANTA CRUZ DETENERIFE – CUBA
Don Bartolomé de Casabuena, el intendente de Comercio con las Indias en Canarias ordenó que se destinara la embarcación “Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Rosario” para el viaje desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife hasta Veracruz vía La Habana.
De las islas restantes llegaron a Tenerife en la balandra “San Telmo”.
El día 3 de marzo se hizo la primera visita al navío para ser cargado el día siguiente con víveres y útiles para el viaje. No faltaron en ninguna familia las correspondientes fanegas de gofio.
La partida hacia La Habana se prolongó más de lo previsto debido a la mala mar y por verse embarcaciones enemigas, por lo que, las familias al no estar preparadas para una estancia tan larga tuvieron incluso que gastar parte de la comida que llevaban para el viaje.
El día 26 de marzo se cargó el barco con los enseres y partió el 27 de marzo de 1730.
Llegaron a La Habana el 10 de mayo y fueron recibidos por su gobernador. Aquí permanecieron un tiempo alojados en una fortaleza adaptada para tal fin. Les atiende un médico y se les entrega ropa y alimentos.
Durante esta estancia se les unen dos canarios que vivían desde hace tiempo en la ciudad.
El día 9 de julio la “Santísima Trinidad y Nuestra Señora del Rosario” pone rumbo a Veracruz.
SEGUNDA ETAPA . VERACRUZ
Este trayecto dura 10 días debido a la calma reinante durante el viaje, habiendo transcurrido ya 84 días desde que salieron del puerto de Santa Cruz de Tenerife. En Veracruz fueron recibidos por el alcalde en nombre del virrey de Nueva España.
El virrey don Juan de Acuña, Marqués de Casa Fuerte, conocía ya la llegada de las familias canarias por medio del Real Despacho de 1729, el cual ordenaba el traslado de estas a la zona de Texas aconsejada por el falsario, Marqués de San Miguel de Aguayo.
Por esto se reúne con el brigadier don Pedro Rivera, conocedor de la zona norte y noreste por sus múltiples viajes, y le encarga que estudie la propuesta de Aguayo de llevar a las familias canarias por barco desde Veracruz hasta la Bahía del Espíritu Santo.
La respuesta en negativo de Rivera en este sentido fue bastante clara y concisa, ya que por su experiencia sabía que en aquel lugar era imposible llegar y mucho menos sobrevivir.
Se encuentra entonces el Brigadier con una gran disyuntiva: enviar a todas las familias al lugar señalado con el consiguiente peligro de sus vidas o no acatar la orden del Rey y exponerse a una posible exigencia judicial de responsabilidad.
Mientras tanto, ajenas a todo esto, las familias canarias permanecen en Veracruz durante 13 días más.
TERCERA ETAPA. VERACRUZ – SAN ANTONIO
Al final, este trayecto no resultó ser lo que esperaban, que en un principio era trasladarse en barco. Por el contrario, el virrey aconsejado por Rivera había decidido que el viaje se hiciera por tierra.
Una vez tomada la decisión de ir por tierra, se le ordenó al alcalde de Veracruz que pusiese a disposición de los canarios un guía, Francisco Duval, caballos y también mulas y carretas.
Las familias canarias reciben la noticia con preocupación, conociendo los peligros y dificultades con las que podrían encontrarse: asalto de indios, pasar por zonas montañosas, abruptas e inhóspitas, etc. Pasarían de zonas desérticas a altas montañas, con el frío y la nieve.
A todas estas dificultades hay que añadir la poca pericia de los canarios a la hora de embridar y aparejar los caballos y mulos, lo que hacía que se perdiera mucho tiempo en esas tareas.
El primer objetivo era llegar a Cuautitlán, un pueblo al noroeste de la ciudad de México donde se les entregará ropa, herramientas y dinero. Pasaron por Texcoco y luego Cholula para llegar a Cuautitlán la tarde del 27 de agosto de 1730, habiendo transcurrido 26 días.
Después de todo lo que habían pasado Cuautitlán les resultó un paraíso y, además, tuvieron todo tipo de atenciones por parte del alcalde que les proporcionó durante su estancia comida, casa y ropas.
Se nombra a Juan Leal y al guía Duval jefes del grupo, responsables de solucionar los problemas que pudieran surgir. Pero a pesar de que el trayecto y las condiciones para el viaje estaban planificadas, después de llevar dos meses y medio en Cuautitlán las familias canarias, que habían vivido las dificultades del camino y oído lo que les esperaba, insistían cada vez con más frecuencia en quedarse.
Finalmente se parte el 15 de noviembre para evitar deserciones.
El recorrido a partir de aquí es el siguiente: Cuautitlán a Tepexi del Río, Ruano, San Juan del Río, Coyotillos Chicos, Amascala, Puerto Pinto, Carboneras, San Luis de la Paz, Sauceda de Los Mulatos, Valle de San Francisco, San Luís de Potosí, Las Bocas, La Diana, El Venado, Laguna Seca, Arroyo Seco, Matehuala, El Cedral, Pozo Nuevo, Aguadulce, Cieneguilla, a Encarnación, Agua nueva y El Saltillo.
No debían desviarse del camino, y acampar siempre a las afueras de los poblados con su consentimiento. Al frente iría una persona que anticiparía la llegada de las familias. Se consideraría desertora a la persona que abandonara la caravana y, como tal, sería perseguida y puesta a la disposición de la justicia.
Desde El Saltillo hasta San Antonio los peligros aumentaban a medida que se adentraban en el territorio comanche, hacia el noroeste. El primer ataque les sorprendió por la noche al intentar atravesar el Río Grande, pero por suerte no se perdió ninguna vida humana.
Después de pasar varias dificultades a lo largo del viaje, llegaron por fin al presidio de San Antonio al amanecer del 9 de marzo de 1731, después de más de ocho meses de caravana y casi un año desde que partieron del puerto de Santa Cruz de Tenerife. Las familias se acomodaron en las casas de los soldados del presidio en casetas y carros.
El capitán del presidio tenía orden del Virrey de repartir las tierras entre las familias asignándolas a suertes, pero no fue fácil y surgieron muchas disputas por lo que se decidió dejarlo para más adelante y de momento sembrar entre todos una zona roturada ya por los militares y sus familias.
Gracias a la cosecha pudieron sobrevivir por su propia cuenta ya que se había agotado la ayuda real.
A principios de julio se comienza con el trazado de las calles para lo que se les entrega a las familias piedras y estacas. Los terrenos se reparten en una zona llana y se delimitan las zonas de pasto. La ciudad se encontraba entre el río de San Antonio y el Arroyo de San Pedro, y antes de que llegaran las familias ya existían en el sitio cinco misiones franciscanas. La más cercana era la de San Antonio Valero que pasará a conocerse hasta nuestros días por El Álamo. Entre esta misión y el presidio de San Antonio fue donde se fundó la ciudad con un gobierno municipal llamado Cabildo.
Como manifestamos en otros apartados de esta web, desde este parque temático queremos rendir un emocionado homenaje a nuestros antepasados isleños que fundaron San Antonio de Texas.
La siguiente es una lista de los cincuenta miembros de las quince familias, más cuatro hombres de celibato, que dejaron Cuatlitlán el 15 de noviembre de 1730 y que partieron hacia, por aquel entonces, San Fernando de Béxar para Fundar San Antonio de Texas el 1 de agosto de 1731. A la memoria histórica de estos héroes
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